Las ferreterías de barrio han sabido adaptarse a los tiempos, ofreciendo siempre una gran variedad de soluciones. En la era del consumo, se han convertido en un baúl donde encontrar cualquier tipo de apaño.
El concepto “tener un poco de todo” ha hecho que las ferreterías humildes se consoliden como negocios prósperos y útiles para el ciudadano.
Normalmente se especializan en herramientas u productos para chapuzas caseras, pero la variedad de cosas que puedes encontrar en este tipo de ferreterías es inmensa, casi ilimitada.
Un detalle a tener en cuenta es que los ferreteros que consiguen productos extraños acaban siendo considerados expertos y solo por eso mucha gente acude a su ferretería a comprar. Es una pequeña inversión para el beneficio que da este rol.
Soluciones Problemas cotidianos como la cisterna que no carga, el grifo que gotea, la bombilla que se funde o la persiana que no sube. En estos momentos y en este tipo de situaciones es cuando agradecemos que en nuestro pueblo o nuestro barrio haya una ferretería capaz de salvarnos la vida. Además, los clientes de este tipo de establecimientos suelen ser muy agradecidos y fieles. El futuro de estos comercios tradicionales es convertirse en centros de soluciones para los vecinos del barrio o del pueblo; las que asesoran al cliente, las que consiguen esos productos que el cliente no sabe dónde encontrar, las que, en definitiva, ofrecen soluciones cercanas a problemas cotidianos.
