
Mª del Carmen Soler Beviá
19 de noviembre de 2018
Nuestro vínculo no era de sangre pero, si algo igualitario a ello, es el "cariño". Nació del trato y fue fructificando con el tiempo ese factor que dirige nuestras vidas y que ha acortado nuestro contacto físico, pero que no logrará menguar nuestros sentimientos hacia tu persona.
Eras sencilla en el trato, cordial, comprensiva, respetuosa, supiste llenar tu vida de sensaciones nobles y desprendidas.
Fuiste buena esposa, amantísima madre de tus hijos Ivan, Abel, Aitor, Eneco y Nora; una adorable abuela para tus preciosos nietos Lorenzo, Eri, Romeo, Tiere, Amaro y Tiago.
Cuando el dolor atenaza el corazón, las lágrimas afluyen a nuestros ojos, el sufrimiento te vuelve vulnerable, pero piensas que solo es el final del dolor de esa persona queridísima.
Luego la paz te envuelve, sabes que abandonó la cárcel de este mundo vestido de colores, para volar a otro lugar donde se vive la verdadera vida.
Querida Mari-Carmen, siempre te veré con los ojos del alma, por el pueblo, al doblar una esquina, en el supermercado, tu recuerdo jamás será sepultado.
Tu historia es el triunfo de una mujer cuyo combate e la vida fue grande ante los ojos de todos los que te conocíamos. Leal, fiel, luchadora, has proyectado un ejemplo magnífico hasta el mismo momento de fallecer. Alzaste la copa triunfadora en tu carrera, fuiste "medalla de oro", no pusiste punto final, parte de ti dio vida a cuatro personas. ¡Ejemplo de genuina bondad!
Hemos paladeado con fruición tu vida, en ella la exquisitez de tu conducta, la sencillez perfecta, el cariño noble, la entrega total nos sirve de ejemplo. Difícil de seguir pero muy digno de alabar y de ver que el mundo, en su diversidad, nos pone en ocasiones ante seres verdaderamente increíbles.
Tuviste todos los alivios médicos adecuados y los consuelos humanos posibles; creo que, a pesar de todo, tuviste una buena muerte, rodeada de tus seres queridos que no te dejaron ni un momento.
Papara tu familia y amigos serás siempre ejemplo de bondad, nunca olvidaremos que vivir es caminar entre escollos y salvarnos como tu supiste hacerlo.
Brillaste como persona, jamás olvidaste tus principio haciendo de ellos tu meta.
¡No habrá sido en vano! Aun brilla el sol. Descansa en Paz
Mª Carmen Ferrándiz

Mª del Carmen Soler Beviá