Se fueron como llegaron, haciendo rugir los motores de sus excepcionales y atractivas motocicletas. El destino de la expedición no es incierto, más bien este grupo de entre veinte y veinticinco moteros lo tienen todo atado y bien atado: elegir una localidad próxima al Raspeig y dar un paseo agradable por las carreteras de la provincia para terminar la travesía en un restaurante típico de la zona seleccionada. Desde hace un par de años en que Andrés Boix y Antonio Mazón –empresarios de la localidad- coincidieran en que las motos eran lo suyo y que les apetecía disfrutar de ellas al mismo tiempo de las delicias gastronómicas de la zona, las salidas se han hecho cada vez más frecuentes y más nutridas. Poco después se unieron al grupo Juanjo García, Luis Selvia, Juan Luis Rollan, Eugenio Campos o Ernesto Aliaga. Este grupo se autodenomina Hola Amigo y ya están organizados. Si bien entre todos los componentes de la procesión motera eligen el destino de la jornada, Ernesto Aliaga tiene el inmenso honor de ser quien abra el grupo marcando el ritmo y el camino, “el buen hacer de Ernesto hizo que le eligiéramos como liebre”, explica uno de sus compañeros. Ernesto Aliaga también puede presumir de tener la motocicleta más antigua de todas, se trata de una Harley Davidson Heritage Classic, una custom de 1982. El resto de las monturas también se adaptan al perfil de la moto de carretera –en la que la marca norteamericana es mayoría- aunque también hay alguna de carreras, “todas caben” asegura Andrés Boix, “para unirse a nosotros solamente es necesario tener moto”. En el futuro Asturias o Ibiza serán el objetivo de estos apasionados del motor y el cuero aunque ya han visitado otras provincias en el pasado caso del día que llegaron a Murcia. El pasado 6 de junio, a las 13 horas, se concentraron todos en las inmediaciones de la Plaza de España para marchar a Altea. Tras un pequeño aperitivo, el estruendo se apoderó del centro de la ciudad rumbo a la costa.
Un grupo de moteros de la localidad y el Verdegás disfrutan de la gastronomía y la amistad
Se fueron como llegaron, haciendo rugir los motores de sus excepcionales y atractivas motocicletas.